Cancún, Quintana Roo, 7
de junio, de 2019
ENTREVISTA
CON MÓNICA SALMÓN
POR MARIEL
TURRENT
Ganadora
del Canadem, Premio Nacional de la Mujer, por su valiosa aportación al género
femenino en el año 2012, Mónica Salmón comenzó desde pequeña escribiendo
diarios catárticos, que despertaron su interés por el comportamiento humano y
la llevaron a convertirse en una Psicóloga comprometida con su profesión. En
2013 publicó el libro Debajo de mi piel, como una forma de catarsis
y en homenaje su madre, que falleció después de una larga lucha contra el cáncer.
Dicho libro la catapultó en la industria editorial y marcó el inicio de su
carrera como escritora. En su más reciente novela Cuídame de ti, Nadia es
una mujer mayor que cuenta su historia a Sofía, una psicóloga que pretende
escribir una novela erótica tras su exitoso libro para niños sobre una madre
cocodrilo que devora a sus crías. Y ese es precisamente el tema de este relato,
Cuídame de ti nos hace creer que leeremos una historia erótica cuando en
realidad trata de madres abusadoras que psicológicamente se devoran a sus hijos, “tratando de cultivar una
observación fenomenológica”, que ayudó Mónica Salmón “a mantener distancia y a
evitar que sus prejuicios se interpusieran en la historia”.
—Cuéntame,
Mónica, en tu libro Sofía dice: “Antes que nada eres psicóloga, tienes un
compromiso moral con tu profesión”. Dado que este libro está basado en hechos
reales, y tú eres psicóloga, ¿cuál es tu compromiso moral con la psicología y
cuál con la literatura?
—Como
psicóloga mi compromiso es darle un lugar al otro, entendiendo las herramientas
que ha tenido en su pasado. En la literatura soy muy libre, e inmoral. No
siento tener un compromiso, es un proceso de mucha libertad donde me puedo
explayar y jugar con los personajes, romper límites, valores, cambiarlos y modificarlos.
—Nadia,
tu personaje le dice a Sofía que tiene que escribir un libro para todas esas
mujeres frígidas y frustradas. Y por otro lado escuché una comparación con Las
Sombras de Gray. Sin embargo, me parece que tu libro no es realmente una
novela erótica, sino una novela que habla de un problema social. Dime, ¿para
quién escribió Mónica Salmón esta novela?
—Escribí
esta novela, antes que nada, para Nadia, la persona que me confió su historia. El
erotismo en mi novela se va a un segundo plano porque hay una historia más
fuerte que contar. Hay cosas eróticas que pueden ser incluso desagradables para
algunas personas, pero no es una novela erótica sino un thriller psicológico.
—Sofía
dice que de una novela erótica que pensó que podía escribir, está a nada de
terminar la historia infantil más terrorífica que puede existir. ¿Qué es lo que
quieres comunicar en este libro?
—Quiero
romper prejuicios, en el sentido en el que México es un país donde nuestra
madre es intocable. Yo tenía ese prejuicio, la palabra mamá era sinónimo de
protección y amor. Me sorprendió mucho darme cuenta de que yo tenía ese
prejuicio. Yo aceptaba que la agresión viniera del lado masculino, pero nunca,
nunca había escuchado que viniera el mal de una madre. Menos de una madre que estaba
siempre presente, una mujer educada, que en la foto era un modelo a seguir; que
se ve como una mujer guapa, preparada y elegante y todo eso la gente lo ve como
un sinónimo de salud mental. Yo quiero darle voz a quienes tienen pasados rotos
y dolorosos que no les permiten reconciliarse consigo mismos. Para mí es
importante que esas personas que fueron víctimas de un abuso materno encuentren
su voz. La gente no quiere asumir que hay casos reales así y me dicen que es
ficción, pero hay que dar luz a esa obscuridad en la que la gente no ha querido
entrar, porque nos mueve a todos. Nadia no fue mi paciente, pero como psicóloga,
nunca tuve un caso así y no habría sabido a dónde referirla o qué hacer con eso,
pues yo no tuve ni una mamá ni una abuela así: para mí la palabra mamá es lo
más importante en mi vida. Mi primer libro es un homenaje a mi madre y
encontrarme con esta historia fue fuertísimo, pero la escritora ayudó a la
psicóloga a liberarlo. Así que la escritora Mónica Salmón le ayudó a la
psicóloga a liberarse de esos prejuicios.
—Tú
dices que el amor cura, ¿Tu libro es en algún momento un libro de amor? ¿En
dónde vemos reflejado el amor curativo en tu libro?
—El
amor cura y lo reflejamos al no juzgar al otro. Marco y Nadia son una historia
de amor porque creen el uno en el otro. Él se involucra, cree, está presente
siempre. No somos seres individuales y nos reafirmamos a través de otro ser
humano. El amor que ellos se tenían la salvó.
—También
hay un amor de Sofía a Nadia.
—Acabas
de tocar un punto importante. No importa qué tipo de amor, lo que nos salva es
esta relación positiva. No solo es el amor de pareja, sino cualquier tipo de
amor que hace que nos involucremos con el otro. Nadia lleva a Sofía a un lugar
al que le daba miedo asomarse, altera su vida linda y rosa, pero Sofía entra,
porque su compromiso como psicóloga es buscar el bien del otro.
—En
otra entrevista mencionas que tal vez te hubiera gustado ser una actriz porno.
¿Cuéntanos por qué? ¿Cómo vives tú el erotismo?
—Estaba
muy cansada ese día, ¡qué belleza! —dice riendo—. Ese día estaba agotada. La
verdad es que las admiro. Mi erotismo lo vivo desde un lado muy libre. Sí vivo
mi sexualidad y estoy convencida de que la mujer tiene una sexualidad más
intensa que el hombre, por eso tenemos un órgano cuya función exclusivamente es
darnos placer. Pero nos acompañan muchos tabúes. Mi vida sexual ha sido muy
sana y he tratado de entender que entre más libertad y respeto exista hacia mi
sexualidad tendré una mayor salud mental.
—¿Tu
otro libro es erótico?
—Mi
primer libro, Debajo de mi Piel, es el que más me costó escribir, habla
del amor, de la vida y la muerte de mi madre después de su lucha contra el
cáncer. Esa novela me libera y me ayuda a entender que Tánatos y Eros van de la
mano. Después de esa novela inundada de Tánatos, tenía que liberarme, porque la
gente ya me conocía como “Mónica la del cáncer”, así que le dije a mi esposo:
“Ya no quiero ser Mónica la del cáncer, ahora quiero ser Mónica la del sexo.” Esa
transición fue para olvidar esa etiqueta del cáncer, por eso es erótica. Se
llama Que todo quede entre nosotros, y en ella libero a la mujer de las
culpas de la religión, de la sociedad, de las miradas. Victoria, mi personaje, se
hace una heroína, una mujer ya hecha y con mucha fuerza, que es dueña de sí
misma y se libera de las ataduras, que llevan a las mujeres a tener una vida
infeliz y frustrada. Las mujeres infelices y frustradas sexualmente canalizan su
frustración tratando de solucionarla con cirugías, compras, pastillas. Incluso
culpando a otros de su insatisfacción. La sexualidad es algo natural que se
tiene que satisfacer en lugar de negarlo y hacer responsable a otros. Si tienen
malos maridos o amantes ellas son responsables.
—Somos
responsables.
—Exacto,
somos responsables.
—Cuéntame,
Mónica, ¿con qué dificultades te has topado en el camino a la publicación de tu
obra?
—Me he
topado con muchas dificultades por parte de las librerías. Algunas te bajan el
libro, no lo ponen en novedades, lo quitan del almacén. Sobre todo, me ha
pasado con esta última novela y ha sido por censurar la portada y el contenido.
Con la novela erótica no había problema, porque no hablaba de un problema de
abuso de la madre, además la portada era solamente una cara. Aquí la portada es
un dorso desnudo.
—Y ¿por
qué esa portada? Me parece que el libro da la idea de una novela erótica y el
público que se acercaría a esta portada no es el que se acercaría al contenido.
—Es marketing
y también para avisar que la novela tiene un contenido para mayores de veintiún
años. Es un marketing y un warning comercial: si te vas a meter a leer
esto, te advierto que el contenido es fuerte. También de entrada hay un rollo
de suspense, la portada anticipa al lector a lo que va a entrar.
—Es
una portada estéticamente hermosa, artística.
—Pues
para que te des una idea, no se puede publicar en Facebook, y eso que es un
torso solamente, que no se le ve nada. Las librerías por eso la bajan y no la
ponen tan a la vista. Por otro lado, el proceso de publicación es dificilísimo.
Yo mi primera novela la llevé a una editorial y después de algún tiempo la
aceptaron y me dijeron que la publicarían en dos o tres años. Pero a mí me
urgía que saliera. No quería esperar tanto así que me la llevé y la empecé a
vender yo de persona en persona. Luego me hablaron para decirme que querían
publicarla ellos, y fue una sorpresa, porque empezaron a hacer tirajes grandes
y se vendió muy bien. Fue sorprendente, era una novela que escribí para que mis
hijos recordaran a su abuela, nunca me imaginé que fuera a tener tanto éxito.
—¿Qué
es para ti lo más difícil en este proceso?
—El
cierre. No sé dónde detenerme. Me cuesta trabajo soltarla. Es como si me
arrancaran una parte de mí. Cerrar la novela que habla de mi madre fue muy
difícil. No sabía cómo iba a vivir sin ella. Y Que quede entre nosotros,
la erótica, fue muy divertida, no quería dejarla ir tampoco. Cuídame de ti
sí la quería terminar. Ya estaba cansada. Pero no sabía cómo cerrarla. Por otro
lado, la publicación es muy desgastante. Como escritora es todo un tema, me es muy
doloroso que las librerías nos promocionen tan poco tiempo, pero es entendible
porque hay miles de libros atrás y tienen que darles espacio a todos.
—Dicen
que los escritores nunca estamos conformes con lo que escribimos. ¿Eres de esas
escritoras inconformes, ahora que lo ves impreso, le cambiarías algo a tu
libro?
—No le
cambio nada, una vez que la dejo ya me libero y la suelto. Siempre se podría
mejorar algo, pero una vez que la suelto, la dejo ir.
—¿Qué
necesita hacer un escritor para poder vivir de lo que escribe?
—¡Uy! Tener
un golpe de suerte. Es muy difícil. Es como sacarte la lotería. Es muy difícil
vivir de los libros, mis porcentajes son muy pequeños.
—De un
libro que se vende en librerías, ¿cuánto te toca a ti?
—A mí
me toca como el seis o siete por ciento de las ventas. Así que tienes que
vender volumen.
—¿Qué
tan importante es la labor de venta por parte del escritor?
—Vital.
A pesar de estar con una editorial que tiene la exclusividad de distribución,
el ruido lo hago yo. No quiero demeritar lo que ha hecho la casa editorial,
pero yo he tenido que parame y decir “esta es mi novela, ¡cómprenla!” La gente
me compra a mí. Los escritores nos tenemos que convertir en grandes vendedores
y ponernos a gritar ¡llévelo! ¡llévelo!
—¿Qué
opinas de la autogestión? ¿Alguna vez pensaste en ser un escritor de
autogestión?
Es una buena pregunta. Es muy
atrevido y de aplausos. Es aventarte una moneda al aire y decir “yo puedo” la
gente que lo hace es admirable porque es poner todas las canicas en una
canasta. Aunque con la editorial tu obra ya no te pertenece. Firmas un contrato
de exclusividad. Darlo a la editorial es decir “te pertenece a ti editorial
esto que es tan mío” y eso es muy duro. Los admiro porque pueden seguir
decidiendo sobre su obra. No lo he hecho, pero me gustaría hacerlo. Hoy después
de conocer cómo funciona el mundo editorial, sí me aventaría a vivir esta
experiencia de la autogestión.
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