Cancún,
Quintana Roo, 13 de enero, de 2020.
ENTREVISTA
CON TIZIANA ROMA
POR
MARIEL TURRENT
Se ha escrito
mucho sobre Cancún, pero nada tan inteligente y amoroso como Para entender y
amar Cancún. Esta obra de Tiziana Roma, narrada con la maestría que le
otorgan sus años como activista e investigadora, nos entrega el regalo más
valioso que nos pueden dar a los cancunenses: el reconocimiento de nuestra
identidad. Es un increíble portal hacia el pasado que, nos permite entrar en el
alma inocente de una niña que vio nacer este sueño y entender su esencia,
nuestra esencia.
The Times They Are A-changin’, canta la autora parafraseando a Bob
Dylan. Y es que este libro está escrito con la pluma
musical, humorística, alegre y a veces nostálgica de esta cancunense excelsa.
Es un interesante recorrido, debidamente documentado, que coparte, no solo
datos y hechos de manera amena, sino intercalados con las anécdotas de sus días
en la escuela, y de sus noches discotequeras, llevándonos de la mano por
Cancún: sus parques, monumentos, andadores, glorietas y retornos.
Leer a Tiziana,
es una experiencia sensorial. Un viaje a través del tiempo, en el que podemos
oler la humedad y sentir la incertidumbre y la euforia de los fundadores que,
sin saberlo, hicieron historia. Una
aventura de transformación: la creación de una ciudad modelo que cobró vida y
como un caballo brioso se fue desbocando. Pero, sobre todo, es un llamado
desesperado al rescate y la conservación, a crear conciencia de la intención
original, a valorar y amar este lugar tan especial que es nuestro hogar.
Cada frase,
lleva el alma de Tiziana Roma. Una mujer apasionada y apasionante. Una Minerva
caribeña que defiende, con su erudición, el legado de todos esos pioneros que
empiezan a abandonarnos.
— Tiziana, tu libro es un libro obligado para
todos los cancunenses, así que no quiero que nos cuentes en esta entrevista el
contenido. Más bien me gustaría que me hablaras del proceso que viviste para
llegar a este libro. Cuéntame, Tiziana, en tu libro hablas de cómo somos los
cancunenses, ¿tú te reconoces como una digna representante de ese
“estereotipo”? ¿Por qué?
—Trato de describir a los cancunenses porque
creo que somos una cosa rara; gente que ha venido de todas partes all walks
of life y coincidimos en un punto común que es Cancún. Hay de todo tipo, no
hay un estereotipo, aunque sí nos caracteriza nuestro carácter, esa manera de
ser abiertos e incluyentes, sobre todo los que llegamos hace tiempo o los que
nacimos aquí. Yo me considero una digna cancunense porque soy muy adaptable y
camaleónica; me puedo incrustar en diferentes grupos y manifestarme de
diferentes maneras. Esa capacidad de adaptación y de aceptar los desafíos y
emprender nuevos retos es lo que me define y define al cancunense.
—A partir de esta publicación habrá muchas
personas que hablen y escriban de ti. Pero dime, para ti ¿quién es Tiziana
Roma?
—Tiziana Roma es una especie de acertijo incluso,
para mí, pues me voy preguntando cosas a lo largo del camino. Físicamente soy
una mujer robusta y grande, camino con paso firme y fuerte, pero estoy llena de
incertidumbre. Soy amiguera y a la vez solitaria, disfruto mi independencia
enormemente y mi soledad. Soy impredecible y muy improvisada. Me muevo bien en
el ámbito de la improvisación. Tengo 54 años, estoy en una etapa fascinante de
mi propia vida, vivo una madurez jovial, me gusta mucho la gente y platicar con
desconocidos. Soy preguntona, curiosa, y me gusta que me pregunten a mí
también. Me gusta escuchar y conversar, profundizar, indagar.
—Cuando surge una ciudad nueva, como es el caso
de Cancún, debería haber un organismo que se encargue de ir documentando su
historia, o ¿cómo se va escribiendo la historia de los lugares? ¿quién cuenta
la historia oficial de las ciudades?
—En el caso de México, por tradición se nombraba
a un cronista, pero Guillermo Tovar y de Teresa (el último único cronista de la
ciudad de México) creó el consejo de cronistas, modelo que se ha duplicado en
varias ciudades de la república, como Puerto Vallarta que cada tres años hace
la convocatoria. Lamento que en Cancún ni siquiera tengamos un cronista oficial.
No hay nadie que haya sido ratificado como tal. Yo estoy a favor de crear un
consejo para cubrir todos los ámbitos, ya que no se están cubriendo, o se están
cubriendo por personas que no tienen ni los medios ni el apoyo gubernamental
para difundir su trabajo. Como en mi caso, que al no querer comprometerme ni
comprometer con alguien mi trabajo, he tenido que financiarlo yo misma. Si
hubiera un consejo de cronistas, podría haber una persona encargada del
registro de la actividad cultural, otra del registro de la actividad deportiva,
de la turística y otros rubros que no se han cubierto. Históricamente hablando,
aquí tenemos a Francisco Verdayes, historiador, periodista, historiográfico, que
ha dedicado su vida a la crónica y al registro histórico y de personajes. Yo
misma también he hecho ese trabajo de manera empírica. También Victor Sumuano,
que ha hecho el registro del nombre de Cancún, y así te puedo decir de varias
personas que han llevado registro de cosas importantes de nuestra ciudad.
—¿Perteneces a alguna organización o existe
alguna organización que se avoque al rescate y la formación de las tradiciones
de nuestra ciudad?
— El 2 de febrero de 2010 con muchos
participantes, yo creé una asociación que se llama Identidad histórica y cultural
de Cancún. En un principio nuestro propósito era fortalecer el sentido de
pertenencia y arraigo; hablábamos del rescate del patrimonio histórico y
cultural y su difusión. Hasta hicimos un plan estratégico. Pero bueno, más allá
de si funcionó o no, yo nunca más abriría una asociación civil porque aquí en
México es una monserga, está lleno de trampas y además hay que estar
persiguiendo a los participantes para que paguen su cuota, mientras que debería
funcionar de forma voluntaria. En fin, esa asociación se fue haciendo cada vez
más pequeña y no hubo manera de impulsarla porque, cada uno de los que
estábamos ahí, teníamos proyectos personales y cada quién jala agua para su
molino. Yo preferí irme por la libre, hay mucha gente que está haciendo cosas por
la libre y hay asociaciones civiles, como Pioneros y Fundadores, que se dedican
a congregar a su gente… Insisto, no volvería yo a formar parte de una, es mucha
responsabilidad y pocos, incluida yo, estamos dispuestos a pagar el precio.
—En tu libro hay un prólogo de Francisco
Verdayes. ¿Por qué elegiste a Verdayes?
— Lo elegí de manera muy natural porque él ha
demostrado su interés por contar la historia de Cancún y por su sencillez y su
presencia en el registro de la historia de este lugar. Es un comunicador
bastante efectivo que nos ha aportado muchísimo. Me gusta cómo escribe y ha
entrevistado a grandes personajes. Hemos caminado juntos desde que lo conocí en
una presentación de un libro de Gloria Palma y luego en la defensa del Palacio
Municipal. Estar cerca de él me ha ayudado a entender, pues conoce el hilo de
la historia muy muy bien.
En el 2009, al defender un edificio como el Palacio
Municipal de forma románica, sin tener bases históricas ni información alguna,
le pedí a Francisco Verdayes que me diera veinte razones para hacerlo y días
después me dio un documento con todo lo que necesitaba. Pero me topé con la
burla y con esa mentalidad que subyace en muchos cancuneneses de que Cancún no
tiene identidad ni historia y que no hay nada que defender. También me enfrenté
al desprecio de las autoridades, la administración de Julián Ricalde fue la que
peor respondió, y la de Paul Carrillo le dio en la torre a la avenida Tulum; Remberto Estrada tampoco tuvo interés, en fin…
—También elegiste a Indra Rojo, Luis Alberto
Velazco y Víctor Peralta. ¿Qué papel juega cada uno de ellos en el rescate de
nuestro patrimonio?
—Indra Rojo y yo tenemos una linda amistad,
hemos caminado juntas y nos hemos tirado al piso para defender la Av. Tulum, ella
estaba en la defensa del ombligo verde cuando yo estaba en la defensa del Palacio
Municipal luego juntas defendimos el puente del Calinda cuando quisieron
construir un muro de tres metros. Luis está haciendo el registro de quién está
contando la historia de Cancún. Es un antropólogo social, y me contactó hace
tiempo. Me gustó cuando me llamó “estimada colega”, siendo él tan joven y
preparado. De Víctor Peralta me gusta su
visión fresca y que sea filósofo. Siento que las mesas de trabajo para la
construcción de nuestra ciudad deberían estar llenas de filósofos, los
antropólogos sociales y urbanistas, sobre todo profesionales que aportan y entienden
cómo se comporta la gente en las ciudades.
Todos son para mí gente importante y plumas que
pueden trascender compartir y divulgar el trabajo que estoy haciendo.
—¿De dónde sale el título de tu libro? ¿Crees
que el amor viene después del entendimiento, o que los que no lo aman es porque
no lo entienden? ¿Nos falta conocimiento, educación?
Mi título original era Guía para entender
Cancún y hallarle gusto en el intento. Yo veo que mucha gente no entiende
Cancún y por lo tanto no lo ama. Para amar algo hay que entenderlo, aunque sea
de manera intuitiva y estar en esta disposición de darle un espacio para que se
explique a sí mismo. Mi mamá me decía que yo era muy contreras porque siempre
me ponía del otro lado de ella, pero eso es porque yo siento que hay que darles
a las personas, y a los lugares en este caso, la oportunidad de que expliquen
sus razones, entonces, se abrirá un espacio para que lo quieras y, por supuesto,
lo protejas. Esto me lo dijo Augusto Pastachini hace mucho tiempo: “Tiziana, te
vas a desgastar defendiendo espacios que la gente no entiende por qué son
importantes”. Me dijo que tenía que explicar por qué era importante la traza
urbana. El título salió más tarde en el taller
literario de Malix donde se puso en la mesa mi título original y al final de
una lluvia de ideas me decidí por este.
—La portada es muy interesante. Los iconos me
parecen muy bien elegidos y los colores también. ¿Me podrías decir cómo surge,
quién la diseñó, qué significado tiene para ti?
—La portada es un regalo de mi sobrino David
'El Dee' Espinosa Álvarez que es un ilustrador cancunense que ha ganado algunos
premios. Me hizo anteriormente unas ilustraciones para unas playeras que tengo
con mi marca Costa Urbana. Él conoce Cancún y publicó un libro llamado Nido
de serpientes. Le gustan los iconos y, conforme fue leyendo, fue
desarrollando estos, pues conoce además la historia. Los colores salieron de
una paleta hecha por el arquitecto Francisco Romero y la empresa Comex como
propuesta para las fachadas de la zona fundacional. Posteriormente, Ruta Nader
retomó está idea y la ha implementado. Son nueve colores que yo tomé para la
portada y me encanta; ahí está resumido todo el contenido. La gente que conoce
Cancún se identifica y los que no lo conocen también lo verán como una
referencia para saber de lo que estoy hablando.
—¿Hace cuánto tiempo que escribes y cuáles son
los temas que te provocan para escribir?
Empecé a escribir haciendo entrevistas a
pioneros de Cancún cuando inició la revista Cancunísimo que es de mi
exmarido y he seguido colaborando con la revista. Luego escribí sobre Cancún en
la sección cultural del periódico Por Esto, hablé de su traza urbana, nuestra
multiculturalidad y otros temas. Me gusta escribir de personas y lugares. No se
me da imaginar historias. Me gusta cómo escribe Cristina Pacheco y Jorge Pedro
Uribe, cronista de la Ciudad de México. Me gusta la crónica, los ensayos,
escribir “papers”, como les llaman ahora a los trabajos de investigación.
—Estudiaste artes dramáticas en Europa, crees
que en tu libro se ve reflejada tu parte artística o gana tu parte de mujer
activista. ¿Desde dónde escribes?
—No suelo dividirme hago las cosas de manera
muy improvisada. Hace poco me diagnosticaron con TDA (Trastorno por déficit de
atención) y no lo veo como una carencia sino como una característica. En
realidad, no estoy consciente de si escribo como actriz o como activista. He
estado rodeada de arte, de libros, de música, de pintura, mi papá fue amigo
personal de Siqueiros y viví en un ambiente donde se respiraba arte y cultura.
Yo soy así y no me quito una gorra para ponerme otra.
—Dicen que los escritores nunca estamos
conformes con lo que escribimos. ¿Ahora que ves impreso tu libro, le cambiarías
algo?
—No me considero escritora; la otra vez me dijo
Francisco Verdayes que yo era periodista. Tampoco. Yo recopilé una serie de
datos y no queriendo bombardear a la gente con información traté de plasmarla
como yo la entiendo. Y claro que le cambiaría muchas cosas al libro, incluso
pienso por qué lo saqué en el momento en el que lo saqué.
—Dime, Tiziana, tu obra es interesantísima y
seguramente el tema le habría interesado a muchas personas e instituciones,
¿por qué una publicación autogestiva?
—No sé de qué otra manera se puede publicar un
libro. No tengo idea de cómo hacerlo de otra manera sin comprometer mi trabajo
y sin que me digan lo que debo o no poner. No quise depender de nadie, solo
quise compartir lo que yo sé acerca de Cancún.
—¿Por qué Malix Editores?
—Porque fui a la presentación de tu libro, me
gustó como se hizo, los conocí (en realidad sabía poco de ustedes) y empezamos
a trabajar de inmediato. Estoy contenta con el resultado.
—¿Qué sigue después de esto para Tiziana Roma?
¿Es este libro la conclusión o el inicio de algo?
—Quiero hacer muchísimas cosas…quiero
viajar…con dinero, por supuesto. Todo tiene un inicio y una conclusión. Me
gustaría escribir mis historias personales. Estoy muy cerca de los niños y
niñas que habitamos el Cancún de los setenta. Somos personas de entre cuarenta
y sesenta años y nos reunimos en fiestas que hacemos una vez al año con música
de la época, pues nuestra vida fue muy discotequera, como lo cuento en el
libro. Hace poco se organizó una fiesta donde se invitaron a los DJs de ese
entonces: los del Cracatoa, de la Boom, del Aquarius… y se les dio un
reconocimiento por ser parte de la vida de Cancún y bailamos lo mejor de la
música que nos marcó. Nosotros estamos empezando a ocupar ese escalón que
ocuparon nuestros padres, pues esos pioneros han empezado a irse, mi madre ya
se fue igual que las mamás y papás de mis amigos se están yendo también. Así
que, quiero hacer algo con mis amigos que no han sido tomados mucho en cuenta.
Ellos son la segunda generación de pioneros.
—¿Quién te gustaría que te lea?
—Todo aquel que vive aquí en Cancún los que
llegaron hace muchos años los que llegaron hace dos los que acaban de llegar,
los inversionistas, los que dicen que no tiene identidad, personajes
importantes. Cancún es una marca mundial con una trascendencia importantísima.
Es una ciudad creada a finales del siglo XX catapultada hacia el siglo XXI, un
ejemplo de lo que puede hacer un grupo de hombres y mujeres soñadores,
aventureros, temerarios. Me gustaría que lo leyeran en las universidades, en
las escuelas, en los centros de trabajo, los concierges. Me gustaría que lo
leyeran, que se lo apropiaran y le pusieran de su cosecha; que agreguen sus propias
experiencias porque esta no es solo mi voz, yo he recogido muchas voces y
pienso que eso es lo trascendente de mi trabajo.
—¿Cuál es el mensaje que quieres dar, es decir
con qué te gustaría que se quedara el quien lee tu libro?
— Me gustaría llamar la atención y hacer
énfasis en que hay que rescatar los parques, la ciclo pista y estos lugares emblemáticos
que vamos a heredar a nuestros hijos. Por darte un ejemplo, la primera escuela
de Cancún, la Alfredo V. Bonfil, que está entre el parque de las Palapas y la
avenida Yaxchilán, han intentado desaparecerla y convertirla en un
estacionamiento. Me gustaría que entiendan que Cancún es un milagro económico,
pero sobre todo humano; un corazón palpitante, vivo. Es una ciudad alimentada
por muchas ideas a donde ha llegado lo bueno y lo malo del mundo entero: el
resumen de la globalización que estamos viviendo. Me gustaría que se llevaran
una mejor impresión de Cancún, que si ya conocen su mar imponente e impetuoso y
esa belleza que se da por sí los humanos la mantengan y la multipliquen.
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